Reflexión a partir de La Mano de
Guillermo Blanco
Como es posible que un cuento tan
antiguo, como lo es La Mano, de Guillermo Blanco, de aproximadamente cuarenta
años, se relacione, lamentablemente, con sucesos actuales, como el femicidio,
una historia bastante trágica a decir verdad, parece inaudito hasta
imperdonable lo que “Mañungo” le ocasiona a su esposa e hijo, que sin motivos
los asesina, a ella con un golpe de un hacha en la frente y al pequeño
lanzándolo al pantano.
En La Mano, la víctima no grita, no
pide ayuda, debido al miedo o al estado de shock en que se podría encontrar, lo
que causa más indignación a Mañungo, por lo cual da el golpe que le causa la
muerte a su esposa, luego cuando la quiere ir a tirar al pantano, su hijo
despierta y Mañungo decide llevarlo con él, llegando al pantano toma de la
carretilla donde iba el pequeño, junto con su madre muerta, y lo arroja al
pantano, lugar donde fallece ahogado, pero lo curioso de esta situación es que
es pequeño fue tan silencioso como su madre al morir, ningún grito, ni de
tristeza ni de miedo…absolutamente nada, solo el silencio acompañaba a Mañungo
en sus crímenes.
Resulta bastante impactante el hecho
de que al ver las noticias, ya sea en canales nacionales o internacionales,
aparezcan cada vez más casos de femicidios, en 2011 se registraron 466
femicidios en tan solo 11 países de nuestro continente, según la CEPAL en su último
informe, Chile es superado por Perú, Colombia, y Republica Dominicana, con una
cifra de 40 mujeres asesinadas, cifras que son realmente alarmantes para el
Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM); dicha institución considera violencia
contra la mujer a cualquier acción o conducta basada en su género que cause
muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico.
A pesar de los intentos de la policía,
las cifras siguen en aumento, por lo tanto, a mi parecer, no se están haciendo
los esfuerzos necesarios para combatir esta situación, ya sea de parte de las
autoridades o de las mismas mujeres que no denuncian a tiempo los abusos por
los que están pasando, en fin faltan medidas para prevenir esto. El SERNAM
propone algunos “predictores” de femicidio, entre los que encontramos el
control y vigilancia obsesiva, los actos de dominación y brutalidad sobre la
mujer o el hecho de que ellos no superen la ruptura de la relación, estos y
otros más pueden traer consecuencias fatales para una mujer.
Entre los tres tipos de femicidios,
Intimo, No intimo o por convexion, el más “común” es el femicidio Intimo el cual
comprende a los asesinatos cometidos por hombres con quien la victima tenia o
tuvo una relación íntima, ya sea familiar, de convivencia, relación amorosa u
otras afines..
A pesar de que el femicidio es un tema
actual, no quiere decir que no venga de la antigüedad, donde se creía que la
mujer era “propiedad” del hombre, sin derechos, ni a mirar o hablar si su
marido no se lo permitía y de hacerlo la mujer era quien recibía cada golpe o
cada insulto, dependiendo del castigo que eligiera el para enseñar la lección a
su esposa, pero ahora que estamos en el siglo XXI, si se supone que la
mentalidad de todos ha ido cambiando, ¿por qué se siguen produciendo ataques a
las mujeres? ¿Por qué el hombre aun no logra comprender que la mujer no es su
objeto, ni su propiedad?
¿Debería existir la pena de muerte
para estos casos?, a mi juicio si, se preguntaran porque lo creo así,
simple…las autoridades no lo aprueban por el hecho de pensar en qué derecho
tienen ellos para quitar la vida a un hombre, pero ¿es que acaso la vida de una
mujer no cuenta? Las mujeres tenemos tanto derecho como los hombres de convivir
en paz y armonía con quienes se encuentran a nuestro alrededor, si ellos no
superan el hecho de que las mujeres somos tan independientes como ellos, las
cifras de los femicidios seguirán aumentando, cosa para nada buena.
Para finalizar, alguna medidas que el
Estado debería tomar, consideremos el aumento de la sanción penal, aumentar un
tratamiento adecuado a los infractores, mejorar condiciones de denuncia de
víctima de violencia intrafamiliar y por último, aplicar mecanismos más
eficaces de protección para víctimas y su núcleo familiar, con eso creo que
recién empezaría a notarse un cambio y disminución de las grandes cifras que
ahora tiene nuestro país.
Francesca
Freire
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