martes, 8 de noviembre de 2011

Amiga

El sol aparecía
y los rayos del sol pegaban suavemente en mi rostro
abrí mis ojos lentamente
y pude ver el hermoso cielo azul que
teníamos para disfrutar.
Así, de a poco mis sentidos empezaron a despertar
y sentí como tus manos se aferraban a mi vientre,
mi cuello se estremecía cada vez que sentía tu lenta respiración.
Conduje mis manos sobre tu brazos
acariciando lentamente cada detalle
en ellos hasta llegar a tus manos y
terminar pasando por las mías sobre las tuyas.
Al cabo de unos minutos tu cuerpo se estremecía
y supe que despertabas. Cuando tus pestañas rozaron
lentamente un lado de mi frente
como una brisa suave mueves las hojas,
luego un pequeño beso tuyo estremeció las cercanías de mi oreja
como un pajarito se sacude al andar confirmando mi sospecha.

Voltee mi rostro y mis ojos se cruzaron
con los tuyos igual que los rayos en cielo
y solo me basto mirarlos para saber que en minutos saldría de tus labios ese cantar inigualable de los dioses.
Al escuchar cada una de sus letras puse mi mano
como una tarde tranquila que llega a su fin sobre
tu rostro conduciéndola hasta tus hermosos cabellos de oro,
los cual acaricie lentamente, me detuve un momento
y me acerque a sus labios, los bese y sentí un fuego ardiendo en mi
y cuando los separe le dije, lo que él esperaba escuchar.
Mirándolo a los ojos lentamente abrí mis labios y le dije: “TE AMO”.

Llego corriendo a mi lado sus ojos brillaban intensamente
y podía percibir como su corazón latió con fuerza.
Sus manos se aferraron con fuerza a mis brazos y
lentamente se mordía el labio inferior con fuerza.
Por mi mente estallaban todas mis ideas pero ella no conseguía hablar,
la emoción la invadía completamente
Sus labios se abrieron y por mis oídos entraba la noticia
que por meses esperaba
Nos abrazamos fuertemente y al separarnos
vi como sus ojos se llenaban lentamente de lágrimas
y como minutos después grandes goterones colgaban de sus pestañas.
Ella era feliz y yo lo era por ella era mi amiga
y yo lo sabía perfectamente todo lo que había sufrido.
Y todo lo que estaba viviendo ahora se lo merecía
y era su momento de ser feliz.
Luego la vi alejarse con una gran sonrisa en su rostro
provocando en mi corazón una gran calma y al mismo tiempo
se tranquilizo al saber que por fin sería feliz.

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